Datos personales

viernes, 4 de julio de 2008

Trabajadores y Sindicalismo


----------------- VIII. CONCLUSIONES GLOBALES

Tasa de sindicalización en el año 2000 y perspectivas sindicales

LA COMPOSICIÓN DEL SINDICALISMO Y EL PODER

El sindicalismo mexicano tuvo un ascenso notable en el número de sus agremiados de 1986 a 1993. En cambio, de 1993 a 1997 prácticamente disminuyó en cerca de 30 000 afiliados. El número de asociaciones registradas tiene un incremento lento: 1 548 en 1986, 1 667 en 1993, 1 726 en 1997 y 2 155 en el año 2000.

Respecto al número de agremiados, el sindicalismo mexicano ha sufrido una disminución frente al conjunto de la población de 12 años y más, del mismo modo ha disminuido ante el grupo de la población económica activa y la población ocupada en el país. Por tanto, la población sindicalizada ha visto disminuida su fuerza ante el acelerado crecimiento de la pea y ocupada.

La actual estructura sindical, desde el Congreso del Trabajo hasta los sindicatos gremiales es una estructura vertical, muy rígida, que no permite dar respuestas eficaces, conjuntas y unificadas de los trabajadores ante las políticas patronales o neoliberales.

La actual estructura sindical concentra el poder de decisión en la cúpula del CT, y en su interior, en las cúpulas de la CTM, de la CROC, de la CROM y demás centrales ubicadas en el apartado A. Igualmente se concentra el poder en la cúpula de la FSTSE y de los grandes sindicatos del apartado B. Por tanto, puede afirmarse que la actual composición sindical no es apta para desarrollar el ejercicio de la democracia en la toma de decisiones del sindicalismo. Tampoco resulta apta para una mejor defensa de los intereses colec­tivos e individuales de los trabajadores mexicanos.

En el CT la central de mayor peso en el apartado A es la CTM, que tiene presencia en todas las entidades federativas y en 30 ramas de actividad económica.

La otra gran central, correspondiente al apartado B, es la FSTSE. Se agrupan en ella los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado.

Entre la CTM y la FSTSE suman más de tres millones de trabajadores. Ambas agrupaciones han formado parte del sector obrero del PRI durante varias décadas. Ambas agrupaciones obtuvieron como beneficios numerosos puestos en el Poder Legislativo. En la medida que el PRI ha perdido espacios políticos, también los han perdido los líderes de estas centrales, particularmente de 1983 en adelante.

La dispersión se mantiene en el conjunto del sindicalismo. Pese a que el ex incluye alrededor de 36 grandes y medianas confederaciones y federaciones (apartados A y B), el número de sindicatos es relativamente amplio: 1 458 en 1986, 1 667 en 1993, 1 726 en 1997 y 2 155 en el 2000. Esta dispersión no permite que los trabajadores tengan agrupaciones fuertes, sino más bien débiles.

La dispersión se hace menor en el caso de los sindicatos nacionales y asociaciones sindicales autónomas. En su conjunto, unas cuantas organizaciones ( 8 en 1986, 86 en 1993, 12 en 1997 y 14 en el 2000) poseen un total de agremiados que es muy cercano al total de afiliados de la CTM.

En México, estas pocas agrupaciones tienen de los mejores salarios, prestaciones y condiciones de trabajo, lo cual confirma que los trabajadores dispersos en miles de pequeños sindicatos, son un mecanismo poco eficaz para la defensa de sus derechos fundamentales. Son presa fácil tanto de los líderes venales como de los abogados o asesores sin escrúpulos que venden protección jurídica a las empresas.

En 1986, 1993, 1997 y 2000 ha venido creciendo número de las agrupaciones sindicales no integradas o ; afiliadas al CT (67 en 1986, 219 en 1993, 373 en 1997 y 4 en el 2000). Desde luego, también ha crecido el número los afiliados de estas agrupaciones hasta sumar en el a: 2000 más afiliados que la central más grande: 52 458 1986, 248 756 en 1993, 282 280 en 1997 y 1 101 127 en 2000; esta última cifra ya es mayor que la de los agremiad para la CTM.

Esto quiere decir que el Estado mexicano y los últimos gobiernos del PRI (1982-2000) promovieron una política sindicalización para no sumar fuerzas en el CT, sino más bien en los sindicatos independientes. Seguramente también los empresarios participaron y promovieron esta política entre sus trabajadores. Se nota una tendencia a disminuir la fuerza de las centrales sindicales más antiguas y tradicionales.

Sumando las asociaciones y afiliados del CT, con las respectivas cuentas de las asociaciones no integradas o adheridas al propio CT, en total suman 4 700 000 trabajadores; el sindicalismo mexicano resulta ser una fuerza débil y dispersa, lo que no es precisamente la mejor condición para responder a las exigencias del mundo globalizado y al mundo del trabajo.

La actual fuerza numérica del sindicalismo mexicano no está tampoco en la mejor situación para responder a las cuestiones planteadas por la globalización económica o por la modernización y la transición política que está viviendo México desde las últimas dos décadas.

En el año 2000, en julio, el proceso electoral dio el triunfo al pan y a Vicente Fox como Presidente. Por tanto, al cambiar el partido en el poder, tienen que cambiar o replantearse las alianzas políticas que por décadas se habían establecido sistemáticamente con el PRI y sólo con él.
Desde julio del 2000, con el pan y Vicente Fox en la Presidencia, los trabajadores sindicalizados tienen la posibilidad de ser libres para ejercer su voto en los procesos electorales. Si en los anteriores procesos electorales (1988, 1991, 1994, 1997,2000) ya una buena parte de los trabajadores no sufragó por el partido oficial (PRI), ahora estos tienen la posibilidad de dar un nuevo valor, un nuevo peso específico a cada uno de sus votos, así como de influir en los gobernantes y en los partidos que están en el poder.

Al cambiar el partido en el poder, el sindicalismo mexicano tiene la posibilidad de convertirse en una fuerza, autónoma, que valga por sí misma y no por estar integrada al partido en el poder.

Los trabajadores tienen la posibilidad de desarrollar una participación amplia en los procesos políticos que estamos viviendo, de participar en una reforma del gobierno y en la construcción de un nuevo régimen político. Esta participación puede ser por medio de sus asociaciones o de manera individual, al poder los trabajadores participar en el partido político que más les satisfaga.
A partir de este estudio básico, es necesario entrelazar la información sindical con variables económicas, políticas o sociales. También es fundamental hacer comparaciones con otros países de América, de Europa y demás regiones o continentes.

----- SOBRE LAS DIRIGENCIAS SINDICALES Y EL PODER

Sobre las dirigencias sindicales es posible indicar que durante el periodo 1983-2000 los líderes han visto perder de manera acelerada, sus márgenes de legitimidad, de representatividad, así como sus posiciones de poder. Generalmente, los líderes tienen legitimidad cuando su mandato está respaldado por la voluntad de las bases sindi­cales. Cuando la legitimidad se pierde, los líderes son figu­ras formales y burocráticas. Pero no son líderes a los que sigan las bases. Las elecciones federales y locales de los años ochenta y noventa hicieron ver que los líderes sindi­cales en cuanto candidatos del PRI, empezaron a perder escaños en las cámaras de diputados y senadores, lo cual indicaba que los trabajadores ya no seguían ciegamente a los líderes.

Los líderes tienen representatividad, cuando se sabe que realmente están representando los intereses de los trabajadores, cuando transmiten los sentimientos y las ideas de las bases. En México nadie cree que los líderes sindicales representen a las bases. Se han convertido en líderes que tal vez representen al poder público o a los intereses de los patrones, pero no representan nada más. Puede afirmarse que representan al poder político y económico porque en dos décadas han aceptado las políticas económicas y laborales que han tenido resultados negativos para los trabajadores.

Los líderes sindicales ocuparon durante décadas numerosos cargos en el Poder Legislativo. En las últimas dos décadas, los líderes perdieron la gran mayoría de los puestos en las cámaras legislativas por una pérdida de credibilidad que también afecta al PRI y que deriva del empobrecimiento de la clase trabajadora, de sus condiciones de trabajo y de vida.

Si bien es necesario modernizar las estructuras sindicales y crear nuevas formas de representación sindical, también es necesario cambiar a los líderes tradicionales por dirigentes más reales, más honestos, más modernos y más comprometidos con los trabajadores.

La inmensa mayoría de los actuales líderes estuvieron creados o formados durante el auge de la CTM y del CT; si estas formas organizativas no responden ya a las necesidades de los trabajadores, es porque los líderes actuales tienen todos los vicios que han hecho que la población traba­jadora se deslinde de ellos.

Se requieren líderes con nuevas ideas, con nuevos lazos y compromisos entre ellos y las bases sindicales. Se requieren líderes honestos, que se manejen con la verdad. Se requieren líderes que no tengan miedo a las asambleas libres de los trabajadores. Se requiere que las bases y sus dirigentes promuevan y practiquen la democracia para to­mar decisiones fundamentales sobre la contratación colec­tiva, la huelga, la organización sindical y otros temas. Se requieren compromisos reales.

COMENTARIO: La tendencia mundial hacia la globalización y la adopción de políticas neoliberales transformó las dimensiones – social, económica y política – del sindicalismo en México y en el mundo. Este nuevo contexto ha significado una de las etapas más difíciles para el movimiento obrero en términos de empleo, salario, limitación de prestaciones y modificación de contratos colectivos, entre otros. No cabe duda de que el sindicalismo mexicano está en un momento de quiebre histórico. Sus estructuras actuales resultan pequeñas para el creciente tamaño de la población ocupada y económicamente activa.

Fuente: Libro de Sociología. Título: La población trabajadora y sindicalizada en México en el periodo de la Globalización.

8° Capítulo

Autor: Javier Aguilar García. Quien es investigador titular del instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de numerosas publicaciones sobre corporativismo y legislación laboral.
_____________


No hay comentarios: