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domingo, 24 de enero de 2010

LO QUE HACE IMPURO AL HOMBRE



A LOS CREYENTES Y NO CREYENTES.....



LAS TRADICIONES Y
LO QUE HACE IMPURO AL HOMBRE



NADA QUE ENTRA DE FUERA PUEDE MANCHAR AL HOMBRE (Y A LA MUJER); LO QUE SI LO MANCHA ES LO QUE SALE DE DENTRO



Del libro del Deuteronomio: 4, 1-2. 6-8

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: “Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar.

No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son la sabiduría y la prudencia de ustedes a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, los pueblos dirán: ‘En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente’.

Porque, ¿Cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿Cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?

De la carta del apóstol Santiago: 1, 17-18. 21-22, 27

Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró por medio del Evangelio para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.

Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.



EVANGELIO

Del Santo Evangelio según San Marcos: 7, 1-8. 14-15. 21-23

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?”. (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).

Jesús les contestó: “¡Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes. Hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”.

Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”.



REFLEXIÓN


LAS TRADICIONES.

Jesús no condena las tradiciones religiosas sino “ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres”, es decir, Jesús está condenando la hipocresía y por eso cita al profeta Isaías: “este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de Mí. El culto que me dan está vacío…”.


LO QUE HACE IMPURO AL HOMBRE.

Después de denunciar esa manifiesta manipulación de la Palabra de Dios, habla Jesús a toda la gente sobre lo puro e impuro, no en sentido ritual, sino moral y personal, es decir, en relación a la conciencia del hombre ante Dios. “Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre; lo que sale de dentro es lo que lo hace impuro. Porque de dentro, del corazón del hombre salen los malos propósitos:


• La palabra hiriente que nos sale de lo más profundo del corazón en una discusión matrimonial.

• El modo despectivo y altanero con el que tratamos al público en nuestro trabajo (en las ventanillas, en los mostradores, en los escritorios de recepción o de información…).

• El “chisme” que se suelta como quien no quiere la cosa para poner a una persona contra otra.

• La acusación o la declaración falsa para causar daño a un inocente.

• La receta de cocina que –con toda mala fe– se da incompleta o equivocada.

• La información falsa acerca de lo que vendemos.

• La mirada lujuriosa.

• El bocinazo injurioso.

• Los regaños paternos o maternos humillantes.

• La alabanza servil.

• Las burlas crueles.

• Las decisiones injustas.

• Las mentiras…

…Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro”.



PARA EVITAR EL CULTO VACÍO

Para evitar un culto vacío hemos de acentual el Amor y la Fidelidad interior a la voluntad de Dios, manifestada en la ley de Cristo, ésa es la manera de adorar a Dios como Él quiere: en espíritu y en verdad. Pues una fidelidad a carta cabal no se contenta con una observancia externa y para cumplir.

La verdad es que solemos tener miedo a comprometernos del todo con Dios; nos amedrentan sus posibles exigencias, a veces bastante radicales. Y queremos nadar y guardar la ropa, servir al Señor conservando la parcela mayor posible de nuestra vida para nuestro uso privado, pagar su factura con la mayor rebaja a nuestro alcance para poder seguir, al menos en parte, la corriente del momento presente, lo que se lleva en nuestro entorno. De esta coartada ilusoria a la actitud farisaica del cumplo-y-miento no hay más que un peldaño. Tal cristianismo de ciencia ficción es una indigna caricatura de la religión, con el consiguiente descrédito de la misma y el sustento para el ateísmo y la increencia.

Con frecuencia sucede que, sin ser conscientemente tramposos, tendemos a hacer trampas, incluso con Dios. Por eso hemos de estar alertas sobre el autoengaño de una religión de pacotilla, refugio de soñadores que dicen y no hacen. La práctica religiosa ayuda a purificar y convertir el corazón, pero no lo hace por arte de magia y encantamiento. A Dios no se le honra sólo con los labios, si está ausente el corazón. Lo que se pide hoy día es una revisión constante de nuestras prácticas religiosas para verificar su validez y autenticidad, para evitar el culto vacío.



P L E G A R I A

Hoy te bendecimos, Padre, por Jesucristo, tu Hijo, que nos liberó del formulismo esclavo de la letra de la ley, y estableció un nuevo orden religioso que une el Amor a Ti y al hermano, anteponiendo la persona sobre la fría norma, el Amor sobre la ley, el corazón y lo interior sobre lo de fuera.

Danos, Señor, un corazón nuevo y generoso, limpio y recto,
incapaz de endurecerse en la falsa seguridad de un culto vacío.

Así recuperaremos la pureza original de nuestra imagen primera,
hecha a tu semejanza, tal como salió de tus manos creadoras. Y haz que la libertad interior que Cristo nos ganó estimule en nosotros una respuesta más fiel a tu Amor.

Amén.

lunes, 11 de enero de 2010

Valores Familiares

LOS HIJOS, ¿PROPIEDAD O MISIÓN?

^^Un coche no exige sus derechos, ni grita que no nos quiere; si después de dos semanas de arreglos no funciona, lo vendemos al chatarrero. En cambio, si el niño “no arranca” en la escuela…”

------------------------------Yesica Mirella Pérez Saquic, sp.
Estamos acostumbrados a hablar de los hijos como si se tratara de algo propio, de una ^^posesión^^. Tenemos un coche, tenemos una casa, tenemos un libro, tenemos un perro y… ^^tenemos cuatro hijos^^.

Gracias a Dios, el coche no va a exigir sus derechos, ni va a gritar que no nos quiere. Si no arranca, lo llevamos al taller. Si después de dos semanas de arreglos no funciona, lo vendemos al chatarrero. En cambio, si el niño ^^no arranca^^ en la escuela…

Es cierto que los niños nacen dentro de una familia, por lo que resulta natural que la familia asuma la responsabilidad de esa vida que empieza. Pero el niño tiene un corazón, un alma, y eso no es propiedad de nadie. La filosofía nos enseña que el alma, lo más profundo de cada uno, no puede venir de los padres, sino que viene de Dios. Los padres dan a su hijo el permiso para la vida y asumen la hermosa tarea de ayudarle, pero no pueden dominarlo como al coche o al perro.

Entonces, ¿Cuál es la actitud más correcta ante el hijo que hoy “camina” a gatas por el pasillo y que pronto empezará a darse coscorrones en la cabeza? ¿Le dejamos hacer lo que quiera? Éste era el sueño de Rousseau con su “creatura”. Emilio. No hace falta ser un gran psicólogo para comprender que el niño ideal de Rousseau llegaría a la juventud sólo por obra de un milagro… La realidad es que los padres están llamados a dar una formación profunda, correcta, clara, a sus hijos.

Primero enseñamos al niño normas de “seguridad”: no asomarse por la ventana, no meterse en la boca objetos peligrosos, no tocar animales extraños. Después, la búsqueda de la salud nos hace pedirle que tenga las manos limpias, que no se llene el estómago con caprichos, que no se rasque las heridas…

Simultáneamente enseñamos al hijo a hablar. Sus ojos cada día brillan de un modo distinto, y pronto su mundo interior, su corazón, se no abre no sólo con las miradas, las manos y la sonrisa, sino con esas primeras y temblorosas palabras que empieza a decir con la confianza de ser acogido. Los padres que escuchan por vez primera ^^mamá^^, ^^papá^^, sienten muchas veces un vuelco en el corazón. El niño crece, y habla, y habla, y habla… Cuando ya ha aprendido un vocabulario básico, impresiona por su hambre de saber, de comunicar, de decir que nos quiere, o que ha dibujado un avión, o que ha visto una lagartija, o que acaba de encontrar un amigo de su edad…

Alguno podría pensar que la misión de los padres termina aquí, y que el resto le toca a la escuela. Sin embargo, el hijo todavía tiene que aprender detalles de educación que van mucho más allá de las normas de supervivencia o del usar bien las palabras del propio idioma. Dar las gracias, pedir permiso, saludar a un maestro, prestarle un juguete al amigo, cumplir con los deberes en vez de contemplar lo que pasan por la tele…

La educación moral es uno de los grandes retos de toda la vida familiar. La mayor alegría que pueden sentir unos padres es ver que sus hijos son, realmente, buenos ciudadanos. El dolor de cualquier padre es darse cuenta de que su hijo hace lo que quiere y que empieza a engañar a los maestros, a robar del monedero de mamá, a golpear a los compañeros o hermanos más pequeños, e incluso, a levantar la voz en casa contra él…

San Agustín se quejaba de que sus educadores le regañaban más por un error de ortografía que por una falta de comportamiento. La queja tiene una triste actualidad en quienes se preocupan más por el 10 de sus hijos en inglés que por la pornografía que vean en Internet o por las primeras drogas que puedan tomar con los amigos. Si somos sinceros, es mucho mejor tener un hijo agradecido y bueno, aunque no sepa alta matemática, que un hijo ingeniero que ni siquiera es capaz de interesarse por lo que les ocurra a sus padres ancianos…

Los hijos no son propiedad de nadie, ni de la familia, ni de la escuela, ni del Estado. Pero todos, especialmente en casa, estamos llamados a ayudar a los niños y adolescentes a crecer en su vida como buenos ciudadanos y como hombres de bien. Esa es la misión que reciben los padres cuando inicia el embarazo de cada niño. Quienes hemos tenido la dicha de tener unos padres que nos han ayudado a respetar a los demás, a amar a Dios y a vivir de un modo honesto y justo, nunca seremos capaces de darles las gracias como se merecen. Quienes no han tenido esta dicha… pueden, al menos, preguntar cómo se puede enseñar a los hijos a ser, de verdad, buenos, no sólo en la formación científica, sino en los principios éticos más elevados.

Ésa es la misión que reciben los esposos cuando su amor culmina en la llegada de un hijo. Cumplirla puede ser difícil, pero la alegría de un hijo bueno no se puede comprar ni con todo el dinero del Banco Mundial.

sábado, 9 de enero de 2010

AÑO 2012 ???

LAS RESPUESTAS
DE LA FE



--------------2012 ¿Será el fin del mundo?

^^Desde hace ya algunos meses circula la noticia que en el año 2012 ocurrirá, según algunas interpretaciones de las llamadas profecías mayas, el fin del mundo…^^.

--------------------------------Por: Hno. Carlos Agustín Cázares msp.


… Lo anterior se debe a la controversia que ha levantado un film cinematográfico en el que se presenta un cataclismo universal y el exterminio de la humanidad. No obstante, es conveniente analizar datos precisos y circunstancias en las que se afirma una tal situación.

Según señala Carlos Villa Roiz, un destacado periodista y a quien seguiré en este artículo, los mayas surgieron hacia el 1500 a. C. y existieron hasta finales del siglo XVII. ^^Entre ellos había astrónomos, matemáticos, sacerdotes, militares, hombres sabios que desarrollaron dos calendarios complejos, pero precisos, basados en la cuenta de los Katunes (periodo de 20 años). Éstos eran el solar o civil, de 365 días, y el Tzolkin, lunar o ritual de 260. Ambos se conjugaban porque son divisibles entre cinco. (…) Si ambos (calendarios) se marcan en dos engranajes, darían vueltas y vueltas hasta la eternidad y cada vez que acabara un ciclo iniciaría otro, obviamente^^.

Ahora bien, existen además diferentes interpretaciones sobre las equivalencias de las fechas del calendario maya y las nuestras, lo cual fue utilizado por el director de la película para afirmar, con fantasía y efectos especiales, que el 2012 será el fin del mundo. Por otro lado se habla de siete profecías que determinan, según las corrientes de la New Age, la incursión de la humanidad en una nueva civilización o cierta ^^"purificación de la Tierra"^^. Sin embargo , en nada de esto se ofrecen razones específicas, y mucho menos científicas, para determinar tal acontecimiento.

Hablamos entonces de subjetividades que ocasionan confusión y mero sentimentalismo, provocando que algunos, llevados por el relativismo y materialismo, acudan a la lectura del tarot, los horóscopos y, en ciertos casos, eventos espiritistas. No faltan los que, valiéndose de la mercadotecnia, se han aprovechado de estas cosas para ^^engordar sus bolsillos^^ y contentar su egoísmo, y en lugar de brindar consuelo y esperanza, sólo llenan a la gente de angustia y desesperación.

¿Qué opina la iglesia sobre el
fin del mundo?

La iglesia Católica ha determinado desde siempre su postura ante las afirmaciones apocalípticas, teniendo fe y esperanza en lo dicho por Jesucristo ^^En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aún los ángeles del cielo, ni el Hijo Solamente lo sabe el Padre^^ (cf. Mt 24, 3-44). Asimismo, los católicos esperamos más bien la Parusía, es decir, la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo, no como una catástrofe o destrucción, sino como un juicio donde reinará la Justicia y el Amor. Además es nuestro anhelo y por eso clamamos ^^Ven Señor Jesús^^ (Ap 22, 20) a remediar el dolor y el sufrimiento. La muerte, para el cristiano, ^^es su fin del mundo^^ no como aniquilación, sino como el paso a la contemplación eterna de Dios.

No al miedo, sí abiertos a la
Esperanza

El santo padre Benedicto XVI, en su encíclica Spe Salvi, nos brinda los elementos de reflexión sobre la esperanza cristiana y nos dice cómo construirla ^^La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando “hasta el extremo”, “hasta el total cumplimiento” (cf. Jn 13, 1; 19, 30). Quien ha sido tocado por el amor empieza a intuir lo que sería propiamente “vida” ^^. La vida en su verdadero sentido, no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces ^^vivimos^^ (SS, 27).

El hombre ha sido creado para vivir, por tanto, no debe tener miedo a la muerte ^^Ya que si la muerte nos espera en todas partes; debemos ser prudentes, y en todas partes la esperaremos nosotros^^. (San Bernardo).